En Martín Fierro»— encontramos siempre una frase que define a cada uno de los temas de la vida. En lo referente al enamoramiento del hombre, dice: “Es zonzo el cristiano macho / cuando el amor lo domina”. En reali- dad, quedaba mejor decir tarado, pero al poeta José Hernández la palabra tarado no le entraba bien en el verso. También podríamos decir que el amor nos vuelve necios, tontos, memos, idiotas, lelos, imbéciles, palurdos, estúpidos y/o soquetes. Y es así: los hombres enamorados se vuelven unos tarados y dejan de lado la mucha o poca lucidez que tenían antes de encandilarse por un par de ojos redondos, bien parados y turgentes. Luego, con el amor viene el casamiento. Y se sabe que el hombre, para llegar al casamiento, tiene que estar muy, pero muy enamorado, porque si el amor no lo volvió tarado y está lúcido, no lo enganchan para la ceremonia nupcial ni loco, ni ebrio, ni dormido. Para un tipo enamorado todo es lindo, y ésa es, quizás, la única explicación de que mucho
Algo tan normal como acudir cada día a nuestro lugar de trabajo se puede convertir en un obstáculo a la hora de distribuir los tiempos de ocio y las relaciones con nuestra pareja... A priori, cada mañana nos levantamos, acudimos a trabajar y después volvemos a casa, esto es la rutina normal de muchos hogares. Ambos miembros de la pareja se encuentran separados la mayor parte del día y su tiempo para relacionarse es extremadamente limitado. Cada día, el nivel de desempeño que se exige en las empresas es más alto y son muchas las personas que se mantienen en el trabajo hasta altas horas. En esta sociedad competitiva, el empleado que más se involucra con sus tareas y con el buen desarrollo de la empresa, será el más valorado y el que tendrá más posibilidades de ascenso. Sin embargo, en este ascenso quedan a menudo en el camino la familia, los amigos y las relaciones sociales en general. En definitiva, la vida extralaboral desaparece. Buscar el equilibrio o el cambio Muchas parejas