Saltarte los preliminares: ir directo al grano puede incomodar.
Besarla con brusquedad y sin sensibilidad: la pasión está bien, pero con calma.
Ser demasiado bruto al tocar las zonas erógenas: el clítoris es mucho más complejo que el pene.
Obviar las caricias: el segundo mayor órgano sexual de la mujer, sólo por detrás de la mente, es su piel.
Engancharse a sus pezones como un bebé: es divertido, pero antes hay que allanar el camino jugando con la areola y el resto del seno.
Morderle el lóbulo de la oreja: crees que es sexy, pero puede que ella no piense lo mismo. Duele.
El típico chupetón en el cuello: no recomendado para mayores de 16 años.
Hacerlo sin afeitarte: quizá te sientas atractivo, pero pinchas.
No lavarte antes del sexo: no hay que ser extremista, pero la higiene es fundamental.
Olvidar que su cuerpo espera ser tocado: que no falten las caricias. Saldrás ganando.
Intentar meter tus dedos bajo su ropa interior antes de que esté preparada: no seas tan ansioso, es muy incómodo para ella.
Tirar el condón al suelo: qué poco glamour. Su sitio es la basura.
El clítoris como primera opción: no es bueno despreciar los alrededores.
Parar justo cuando ella no quiere que pares: lo estás haciendo bien. ¡Está disfrutando
Ser torpe al desnudarla: concéntrate, quítate de la cabeza arrancar nada y no dejes de besarla.
Quitarte la ropa de forma ridícula: recuerda que delante de tí hay otra persona. De lo cómico a lo patético hay una línea muy fina.
Esperar que se depile para ti: aunque te guste mucho, es cosa suya... y luego pica mucho.
Meterle un dedo en la vagina antes de que esté preparada: de impaciente profesional. Espera el
momento correcto.
Lanzarse sin preguntar: no es cuestión de despreciar la sorpresa, pero hay que saber leer sus ojos.
Intentar reiteradamente y sin éxito penetrarla en la oscuridad: ella puede ayudarte, no seas vergonzoso.
Esperar que ella quiera hacer ´el perrito´: darte la espalda mientras hacen el amor puede hacerla sentir como un objeto sexual.
Empujar demasiado fuerte: empieza con suavidad y la compenetración entre los dos será el ritmo que deben seguir.
Eyacular demasiado pronto: ella debe terminar primero. Aún así, no hay muchos hombres que puedan durar lo suficiente para satisfacer a una mujer que disfruta de sus estímulos vaginales y del punto G.
Eyacular o perder la erección al ponerse el preservativo: El primero es raro. El segundo, cuestión
de práctica.
No hacerle caso después: pregúntale si le ha gustado.
No darle sexo oral cuando lo pide: no seas vago, es muy placentero para ella. Si no te gusta el olor o el sabor pueden ducharse juntos antes.
Intentar coaccionarla para que te haga sexo oral: es muy desagradable. Respétala.
Intentar forzar su cabeza mientras lo hace: no te pases. Como mucho, sujeta su pelo.
Sujetar su cabeza tampoco vale: no es tan bestia como el anterior, pero puedes agobiarla.
Eyacular en su boca sin preguntar: tu semen no es un manjar.
Besarla con brusquedad y sin sensibilidad: la pasión está bien, pero con calma.
Ser demasiado bruto al tocar las zonas erógenas: el clítoris es mucho más complejo que el pene.
Obviar las caricias: el segundo mayor órgano sexual de la mujer, sólo por detrás de la mente, es su piel.
Engancharse a sus pezones como un bebé: es divertido, pero antes hay que allanar el camino jugando con la areola y el resto del seno.
Morderle el lóbulo de la oreja: crees que es sexy, pero puede que ella no piense lo mismo. Duele.
El típico chupetón en el cuello: no recomendado para mayores de 16 años.
Hacerlo sin afeitarte: quizá te sientas atractivo, pero pinchas.
No lavarte antes del sexo: no hay que ser extremista, pero la higiene es fundamental.
Olvidar que su cuerpo espera ser tocado: que no falten las caricias. Saldrás ganando.
Intentar meter tus dedos bajo su ropa interior antes de que esté preparada: no seas tan ansioso, es muy incómodo para ella.
Tirar el condón al suelo: qué poco glamour. Su sitio es la basura.
El clítoris como primera opción: no es bueno despreciar los alrededores.
Parar justo cuando ella no quiere que pares: lo estás haciendo bien. ¡Está disfrutando
Ser torpe al desnudarla: concéntrate, quítate de la cabeza arrancar nada y no dejes de besarla.
Quitarte la ropa de forma ridícula: recuerda que delante de tí hay otra persona. De lo cómico a lo patético hay una línea muy fina.
Esperar que se depile para ti: aunque te guste mucho, es cosa suya... y luego pica mucho.
Meterle un dedo en la vagina antes de que esté preparada: de impaciente profesional. Espera el
momento correcto.
Lanzarse sin preguntar: no es cuestión de despreciar la sorpresa, pero hay que saber leer sus ojos.
Intentar reiteradamente y sin éxito penetrarla en la oscuridad: ella puede ayudarte, no seas vergonzoso.
Esperar que ella quiera hacer ´el perrito´: darte la espalda mientras hacen el amor puede hacerla sentir como un objeto sexual.
Empujar demasiado fuerte: empieza con suavidad y la compenetración entre los dos será el ritmo que deben seguir.
Eyacular demasiado pronto: ella debe terminar primero. Aún así, no hay muchos hombres que puedan durar lo suficiente para satisfacer a una mujer que disfruta de sus estímulos vaginales y del punto G.
Eyacular o perder la erección al ponerse el preservativo: El primero es raro. El segundo, cuestión
de práctica.
No hacerle caso después: pregúntale si le ha gustado.
No darle sexo oral cuando lo pide: no seas vago, es muy placentero para ella. Si no te gusta el olor o el sabor pueden ducharse juntos antes.
Intentar coaccionarla para que te haga sexo oral: es muy desagradable. Respétala.
Intentar forzar su cabeza mientras lo hace: no te pases. Como mucho, sujeta su pelo.
Sujetar su cabeza tampoco vale: no es tan bestia como el anterior, pero puedes agobiarla.
Eyacular en su boca sin preguntar: tu semen no es un manjar.
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