A la mayoría de los seres humanos, por ejemplo, nos motiva más
evitar el fracaso que perseguir el éxito. Esto venía bien en el pasado, cuando
el fracaso era muy costoso y, a veces, suponía hasta la muerte. En el mundo
actual, con menos peligros y mayor abundancia, hay menos que perder, y
mucho que ganar. Puedes fracasar cientos de veces, levantarte ileso y como
mínimo haber aprendido algo. Puede que te quede trauma, cierto, pero eso es
solo porque tus genes obsoletos creen, equivocadamente, que asociando
traumas a tus fracasos te están ayudando. De hecho, está más que demostrado
que, en la situación actual
los optimistas lo tienen estadísticamente
mucho mejor que los pesimistas para prosperar. Sin embargo, por el
momento y hasta que los optimistas no nos barran a todos de la faz de la
Tierra, la mayoría seguimos siendo pesimistas.
Otra cosita: ¿sabes por qué, cada vez que te encuentras con una mujer
que
no conoces, sientes un gran deseo de abordarla y, a la vez, un pánico que te
hiela la sangre? Sencillamente, porque hace 100.000 años te la jugabas cada
vez que te acercabas a una mujer desconocida. Forzosamente, esta pertenecía
a otra tribu, y lo más probable es que un grupito de Machos Alfa te esperasen
sonrientes con guijarritos de treinta kilos en las manos y la amigable
intención de abrirte con ellos la cabeza. Pues bien, esta situación debió de
darse tantas veces que, aquellos individuos que nacieron con un miedo
instintivo a abordar nenas extrañas, acabaron por extenderse y ocupar el
lugar de aquellos más “sociables”. Así que, la próxima vez que maldigas tu
timidez, ya sabes de dónde viene.
Por supuesto, este también es un mecanismo obsoleto. De hecho, en el
mundo actual se está más seguro abordando mujeres que al volante de un
coche. Al menos estadísticamente
En general, todo lo que se conoce por miedos irracionales es probable
que tenga que ver con programaciones emocionales obsoletas. Y lo mismo
podría decirse de muchas formas de estrés, de ciertas clases de ira, tristeza,
depresiones, etc.
evitar el fracaso que perseguir el éxito. Esto venía bien en el pasado, cuando
el fracaso era muy costoso y, a veces, suponía hasta la muerte. En el mundo
actual, con menos peligros y mayor abundancia, hay menos que perder, y
mucho que ganar. Puedes fracasar cientos de veces, levantarte ileso y como
mínimo haber aprendido algo. Puede que te quede trauma, cierto, pero eso es
solo porque tus genes obsoletos creen, equivocadamente, que asociando
traumas a tus fracasos te están ayudando. De hecho, está más que demostrado
que, en la situación actual
los optimistas lo tienen estadísticamente
mucho mejor que los pesimistas para prosperar. Sin embargo, por el
momento y hasta que los optimistas no nos barran a todos de la faz de la
Tierra, la mayoría seguimos siendo pesimistas.
Otra cosita: ¿sabes por qué, cada vez que te encuentras con una mujer
que
no conoces, sientes un gran deseo de abordarla y, a la vez, un pánico que te
hiela la sangre? Sencillamente, porque hace 100.000 años te la jugabas cada
vez que te acercabas a una mujer desconocida. Forzosamente, esta pertenecía
a otra tribu, y lo más probable es que un grupito de Machos Alfa te esperasen
sonrientes con guijarritos de treinta kilos en las manos y la amigable
intención de abrirte con ellos la cabeza. Pues bien, esta situación debió de
darse tantas veces que, aquellos individuos que nacieron con un miedo
instintivo a abordar nenas extrañas, acabaron por extenderse y ocupar el
lugar de aquellos más “sociables”. Así que, la próxima vez que maldigas tu
timidez, ya sabes de dónde viene.
Por supuesto, este también es un mecanismo obsoleto. De hecho, en el
mundo actual se está más seguro abordando mujeres que al volante de un
coche. Al menos estadísticamente
En general, todo lo que se conoce por miedos irracionales es probable
que tenga que ver con programaciones emocionales obsoletas. Y lo mismo
podría decirse de muchas formas de estrés, de ciertas clases de ira, tristeza,
depresiones, etc.
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