No puedes ser los dos A, uno ha de ser B. Las parejas que más tiempo sobreviven, se acomodan en roles distintos. Intentar ser los dos el gallo del gallinero no traerá más que problemas.
Recuerda que los polos iguales se repelen. Hay que equilibrar la balanza.
Las manías del contrario se deben incorporar a la rutina. Luchar continuamente con las rarezas de tu pareja, acaba erosionando la relación. Hazte la idea de que su maravilloso sofá giratorio de llamativos colores, siempre estará en tu comedor. Así no sufrirás. “Si no puedes con tu enemigo, ¡únete a él!”.
No intentes cambiar a tu pareja. Las personas somos como los vinilos, tenemos nuestra cara A y nuestra cara B. Amables y rancias, según el caso y la situación. Por ello, cuando aceptamos a alguien en nuestra vida también estamos aceptando tácitamente su lado B. Intentar cambiarlo es un craso error. Esta táctica acaba reventando la paciencia de cualquiera.
Evita la erosión en la comunicación. Con el tiempo, la comunicación en pareja se va reduciendo a cuestiones domésticas (al binomio hijos/casa), lo que aboca a una relación frígida y sin ningún aliciente. Para evitar esto, nada mejor que salir del entorno del hogar. Las actividades fuera de casa ayudan a recuperar la conversación íntima, de pareja. Un ambiente adecuado permite soltar la lengua sin reproches y estimula los ‘te quieros’ que todos necesitamos oír de cuando en cuando.
Sus profesiones deberán encajar a la perfección en sus vidas. Está comprobado que las personas que tienen vocaciones incompatibles en horarios o, por el contrario, son tan similares que pueden generar competición, tienen mayores posibilidades de fracasar en sus relaciones. Las actividades laborales han de ser llevaderas para la vida en pareja.
Si no se puede repartir las tareas del hogar equitativamente, la solución pasa por buscar una empleada. La liberación de la mujer ha traído consigo la duplicación del trabajo: dentro y fuera del hogar. Esta injusticia deriva en discusiones domésticas. Si son incapaces de dividir exactamente por dos las obligaciones, lo mejor es buscar soporte logístico en una empleada doméstica.
¡Recuerda! No son siameses. Lo de ir a todos los lados juntos, agarraditos de la mano, se debió acabar con la adolescencia. Compromiso y libertad es el binomio perfecto, aunque parezcan dos términos antagónicos.
Interésate por sus aficiones. Muestra algún interés en conocer lo que le gusta y enseñarle lo que te gusta a ti. Adoptar una postura de total indiferencia por sus gustos ociosos los separará aún más.
Ponerse en el lugar del otro es el ingrediente secreto para evitar los conflictos.Antes de entrar en el juego de los ‘dimes y diretes’ que suelen acabar en discusiones sin sentido, ponte en el lugar del otro. ¿Por qué ha actuado así? Si al sentirte en su piel comprendes su reacción, evitarás muchas peleas generadas, habitualmente, por la incomprensión de su actuación.
Recuerda que los polos iguales se repelen. Hay que equilibrar la balanza.
Las manías del contrario se deben incorporar a la rutina. Luchar continuamente con las rarezas de tu pareja, acaba erosionando la relación. Hazte la idea de que su maravilloso sofá giratorio de llamativos colores, siempre estará en tu comedor. Así no sufrirás. “Si no puedes con tu enemigo, ¡únete a él!”.
No intentes cambiar a tu pareja. Las personas somos como los vinilos, tenemos nuestra cara A y nuestra cara B. Amables y rancias, según el caso y la situación. Por ello, cuando aceptamos a alguien en nuestra vida también estamos aceptando tácitamente su lado B. Intentar cambiarlo es un craso error. Esta táctica acaba reventando la paciencia de cualquiera.
Evita la erosión en la comunicación. Con el tiempo, la comunicación en pareja se va reduciendo a cuestiones domésticas (al binomio hijos/casa), lo que aboca a una relación frígida y sin ningún aliciente. Para evitar esto, nada mejor que salir del entorno del hogar. Las actividades fuera de casa ayudan a recuperar la conversación íntima, de pareja. Un ambiente adecuado permite soltar la lengua sin reproches y estimula los ‘te quieros’ que todos necesitamos oír de cuando en cuando.
Sus profesiones deberán encajar a la perfección en sus vidas. Está comprobado que las personas que tienen vocaciones incompatibles en horarios o, por el contrario, son tan similares que pueden generar competición, tienen mayores posibilidades de fracasar en sus relaciones. Las actividades laborales han de ser llevaderas para la vida en pareja.
Si no se puede repartir las tareas del hogar equitativamente, la solución pasa por buscar una empleada. La liberación de la mujer ha traído consigo la duplicación del trabajo: dentro y fuera del hogar. Esta injusticia deriva en discusiones domésticas. Si son incapaces de dividir exactamente por dos las obligaciones, lo mejor es buscar soporte logístico en una empleada doméstica.
¡Recuerda! No son siameses. Lo de ir a todos los lados juntos, agarraditos de la mano, se debió acabar con la adolescencia. Compromiso y libertad es el binomio perfecto, aunque parezcan dos términos antagónicos.
Interésate por sus aficiones. Muestra algún interés en conocer lo que le gusta y enseñarle lo que te gusta a ti. Adoptar una postura de total indiferencia por sus gustos ociosos los separará aún más.
Ponerse en el lugar del otro es el ingrediente secreto para evitar los conflictos.Antes de entrar en el juego de los ‘dimes y diretes’ que suelen acabar en discusiones sin sentido, ponte en el lugar del otro. ¿Por qué ha actuado así? Si al sentirte en su piel comprendes su reacción, evitarás muchas peleas generadas, habitualmente, por la incomprensión de su actuación.
Comentarios
A mí solo me falta publicitar un poco en los ¨lugares virtuales¨ que frecuento.
Si tenes algún tip para tirarme o queres que nos pongamos como webs amigas, hacemelo saber.
El tema es muy copado, y bastante puntual.
Te felicito bro.
www.tupropio.blogspot.com